Era una tarde horrible y River la hizo fantástica para el equipo del Pelado Matías Almeyda. Por segunda vez obtuvo una goleada de manera consecutiva y desde un mediocampo que no promete tantos goles pero, en cambio, los convierte. Nueve tantos en dos partidos marcan una recuperación muy interesante en el equipo millonario, que le ganó a Godoy Cruz tanto por sus méritos como por los errores del propio conjunto mendocino.
La defensa que puso en la cancha el técnico Omar Asad se asemejó a esos boxeadores con la mandíbula frágil. Porque en cada ataque de River siempre hubo posibilidades de gol. Fueron cinco y pudieron ser diez, si tenemos en cuenta las ocasiones que el Millonario desperdició. La actividad del mediocampo, otra vez con Leonardo Ponzio como un líder indiscutible y con una recuperación de Carlos Sánchez , el mejor jugador de este encuentro, recuperando aquella imagen del jugador tan influyente para el ascenso de River, le dio una solidez a la que también acompañó de una manera muy eficaz Ezequiel Cirigliano. Como Martín Aguirre no desentonó, River fue el dueño del partido aplicando la Ley de Medios, de sus propios medios que alimentaron de forma frecuente a Rodrigo Mora y David Trezeguet en el primer tiempo y a Rogelio Funes Mori en el complemento. Una actuación, de la mitad de la cancha hacia adelante, impecable. Hubo alguna dificultad entre sus volantes defensivos y la línea de fondo, allí donde David Ramírez, Nicolás Olmedo y Alexis Castro mostraron el buen juego que tiene Godoy Cruz. Un buen juego que extrañamente no se compadeció para nada con el resultado del partido. Porque los cinco goles de diferencia no están justificados en el juego sino en el andar ofensivo de River y en las flaquezas defensivas del equipo mendocino.