A través de mi cuenta de twitter (@vh590) quise llegar a más amigos ante la nueva canallada.
No es tanto lo de los abogados de Montevideo como el periodismo que se hizo eco.
Ellos buscan por el lado mediático presionar con una factura absurda sobre honorarios no acordados. Allá ellos con la demanda. Es normal que haya una regulación por parte del juez.
Ellos dicen, sin acuerdo previo conmigo, 600 mil pesos. Y yo digo que es una locura.
Un juez dirá lo que es correcto. Punto.
¿Por qué interesa un tema así a los medios?
¿Es criminología mediática, amarillismo? ¿Es el deseo aún insatisfecho de destruirme?
Los abogados fueron contactados por un estudio de Buenos Aires (Dr. Pierri). Amistad, o viejos trabajos conjuntos, llevaron al estudio a tomar contacto con ellos.
Yo di cada paso, incluso el de no presentarme finalmente a ratificar la demanda asesorado por el estudio argentino. Este juzgó absurdo que los abogados presentaran una demanda y luego, antes de la ratificación, fueran ellos a acordar con la parte demandada en un juicio por el honor. Es incomprensible al menos.
Yo di cada paso, incluso el de no presentarme finalmente a ratificar la demanda asesorado por el estudio argentino. Este juzgó absurdo que los abogados presentaran una demanda y luego, antes de la ratificación, fueran ellos a acordar con la parte demandada en un juicio por el honor. Es incomprensible al menos.
Lo que ofrecieron como acuerdo era inaceptable. Pero además habían fallado feo en la promesa de que sería un juicio de bajo perfil que me evitara nuevos daños.
El día que no fui a ratiificar me esperaba una tropa de periodistas. Ese día simplemente me enfermé y disipé las dudas en las horas en las que fui atendido por un posible cólico nefrítico, a los que fui propenso.
El día que no fui a ratiificar me esperaba una tropa de periodistas. Ese día simplemente me enfermé y disipé las dudas en las horas en las que fui atendido por un posible cólico nefrítico, a los que fui propenso.
Me advertían algunos amigos de Monteideo sobre los abogados en cuestión. Me aconsejaban colegas en Buenos Aires que no presentara demanda penal contra periodistas. Sentía que tenían razón; hace poco junté mil páginas de los ataques de los diarios de Buenos Aires y se las mostré a Verbitsky y al Dr. Damián Loretti para preguntar si al ser una demanda contra empresas, demanda penal por «campaña», podía caminar, y me aconsejaron que no lo hiciera.
Los abogados hicieron declaraciones extrañísimas el mismo día de la no presentación. El estudio de Buenos Aires ya les había advertido que no iba.
Luego pidieron esa cifra por su actuación.
Después amenazaron con ir a la prensa. Lo han hecho ahora.
No sería grave. Es un lance que se tiran. Allá ellos. Pero los medios de allá y de acá que hicieron noticia un diferendo por regulación de salarios, ¿han perdido todo decoro?
Lo hacen para insistir con la mentira de la dictadura. Pasan por encima de los irrebatibles archivos de la propia dictadura. De los que estoy orgulloso. Cada día más frente al ataque absurdo. ¿Cuántos de ellos podrían pedir el informe secreto de una dictadura y demostrar que eran vigilados, perseguidos, mal vistos, al tiempo que en esos mismos años era prohibido, iba a prisión y en la cresta de la ola del poder de esa dictadura, se iban del país, por temor a más represalias?
Víctor Hugo