Haciendo su mejor partido del año, River se aprontó de la mejor manera para el clásico del domingo. El telegrama en el que se consignaban los goles de Cavenaghi y de Villalba partió en medio de un alborozo que no registraban las cámaras de las tribunas de River hacía bastante tiempo.
Justificadamente el público millonario alborotó el otoño que le dio su mejor tarde del año. Al principio aceptable, después bien y al final dominante, muy seguro de sí mismo, el equipo de Ramón doblegó a Lanús, subió en la tabla del campeonato que siempre empieza de nuevo, y le advirtió a Boca que la visita del domingo, no será una simple cortesía del calendario.
Ya en el primer tiempo los millonarios, aun dentro de un panorama de equivalencias futbolísticas, pudo hacer la diferencia gracias a una deliciosa jugaba del Keko que llevó a los hinchas de River a pasarse la lengua por el negro paladar como hacía tiempo que no sucedía. Una pelota que venía de lejos, Villalba la hizo de trapo al tocarla por encima de la cabeza de Izquierdoz. Y al caer se la cedió a Cavenaghi, con el mensaje de “tomá y hacelo”. Había que empujarla, nada más. En un trámite parejo, convertir semejante gol, insufló a River un viento de popa que se mantuvo a lo largo del segundo tiempo. Animicamente, River fue más hasta el final del partido y en la parte final acentuó la superioridad hasta desdibujar al equipo granate. Lanus no volvería a ser nunca el protagonista de los primeros minutos cuando los simpatizantes de River se miraban con cara de otra vez sopa. Poco a poco, Carbonero, Ledesma y Rojas impusieron las cláusulas más importantes para explicar el resultado.
Villalba tuvo un premio muy merecido con su estupendo segundo gol y de allí en más, la única apuesta que tuvo sentido fue cuántos goles anotaría River. Se quedó en esos dos goles pero la sensacion de equipo, la fluidez de varias jugadas, ciertos destellos individuales, sumaron puntos tan valiosos como los goles que no llegaron. Un buen partido en el primer tiempo por lo que hicieron los dos, y un complemento satisfactorio, gracias a River, hicieron de la tarde-noche una pequeña fiesta anticipatoria para que convirtieran el partido en un grito de esperanza para el domingo siempre impredecible de un clásico.
Las voces del final fueron voces de cambio después de la derrota en la cancha de All Boys. Si algo tiene de bueno el fútbol argentino es que siempre se está a tiro del resto,y que los sueños reaparecen a cada rato.
Cada siete días una cachetada o un crédito, así se vive.La tolerancia a la frustración es mayor y la euforia dura poco. Y en dos o tres saltos sos Gardel, o la guitarra en el ropero. Quevachaché.
Víctor Hugo