En El Gráfico del domingo se mezclaban los colorescomo si fuese la paleta afiebrada de un pintor que tira los tachos sobre la tela misma. River, Atlético, SanLorenzo, Real Madrid, la B Nacional, el comienzo del tenis de París. Deporte y color, risas y lágrimas, lo justo y lo injusto, la fortuna y la bronca, abrazados desde la primera a la última página.
Cuesta elegir las imágenes ahora que todo ha terminado para empezar de nuevo. Di María, elgran jugador de la final de la Champions, es el hilo conductor, el vaso comunicante de un tiempo y el otro. Es la foto de ayer, el elogio de Europa y la esperanza argentina que mejor ha llegado a este mes de mayo en el que se caen los telones para elevar de inmediato el que protege el teatro incomparable del Mundial.Di María, el protagonista más inspirado y gravitante, el de la jugada del segundo gol del Madrid, aunque lo haya convertido Bale. La mayor esperanza albiceleste para desmentir la dependencia de Messi que se le atribuye al equipo argentino. La zurda de la carrera vertical, la de los centros irreproducibles, esa a la que sólo podría reprochársele que debería tener más gol, convertida en un arma que alivia la caída de la cotización del equipo de Sabella entre lesiones y producciones que no cierran la temporada de la mejor manera.
Verbigracia, Messi. El mesías parece haberse guardado para el más grande de sus desafios.
Torneos locales y Champions y Uefas tiene para diez años, pero Mundiales posiblemente dos, y de los dos este tendría que ser el suyo. Este relator opina que será así, que Messi ha guardado lo mejor de sí mismo para la Seleccion. Que la lesión aquella y el bajón actual son kilómetros de carrera e ilusión que conservo para lo que empieza en Río.
Pero es bueno saber que Di María, jugador predilecto del firmante, está para hacerse cargoen los ratos en los que Lionel no pueda hacerse cargo de todo. Ser el mejor en esa final de Lisboa, mas allá de haber estado a medio minuto de que su gran actuación quedase en el olvido porque la derrota parecía envolver al legendario equipo madrileño, marca un nivel que lo convierte en el as de bastos del mazo de las esperanzas. Dentro de poco, cuando en el programa Idolos por el Mundo de Deportv aparezca el programa especial de Di María, prepárense para enamorarse del personaje. No le será fácil al lector amigo encontrar un tipo más querible y transparente que el rosarino.
Viéndolo hacerse cargo de la situación, en esa final del sábado, el firmante encontró motivos de sobra, gracias a Di María, para apostarle algunas fichas a los de Sabella. Si cuando la pelota viene para Messi le andan alrededor el Kun y Di María, para citar solamente dos de los que están en condiciones de sumarse, habrá que ponerse de pie en cada ataque.
Nos vamos al Mundial en pocos días. La Argentina está bien y no todos lo creen. Mejor así.
Víctor Hugo