Para el relator, los xeneizes «ganaron el primer round con un nocaut estridente en el final del lance». «En La Bombonera se festejó el triunfo y una actuación que acentuó la sensación de que tiene con qué establecer supremacía en el fútbol del 2015», consideró Morales.
Cuando llegó la hora del partido, el remolino frío de un viento inclemente amenazó el juego. Era tal la furia desatada que los papelitos caídos en la cancha fueron barridos en pocos minutos. Y si bien esa inclemencia atomosférica le robó la precisión, otros atributos del fútbol como la intensidad y la concentración, habrían de salvar el espectáculo.
Fueron los dos contendientes al centro del ring en los primeros minutos, pero el primero en arrinconar al adversario fue Boca, que tuvo dos chances regaladas por despropósitos defensivos de River, que parecía entregado desde el comienzo al inexorable destino: ambas acciones debieron terminar en gol. Un toque de Federico Carrizo por oferta de Leonardo Vangioni fue salvada por Marcelo Barovero. Y el caño derecho del arco de la Casa Amarilla fue sacudido por un gran derechazo de Daniel Osvaldo que estuvo a punto de la consagración.
«Los jugadores de Boca festejaban mientras sus colegas de River se alejaban con la cabeza baja hacia un túnel de muchas preguntas que todavía no encontraban respuestas».
Corolario de ese dominio de Boca fue una jugada magnífica de Carrizo por la derecha.Centro atrás que Marcelo Meli dejó correr como si fuese un torero en el esquive. Y Andrés Chavez con el arco libre, un penal con la pelota en movimiento, la tiró afuera.
Se aquietaron el viento y el partido. El ritmo enloquecido de las barcazas se detuvo en el Riachuelo cercano y en el túnel de silencio de los ataques de River, Teo dibujó un pase perfecto a Carlos Sánchez en la entrada del área. El tiro pegó en el travesaño y hasta se pudo apreciar la vibración del arco. Después se fueron a un descanso tenso sin que las diferencias fueron manifiestas.Puede decirse que River salió algo mejor, con más control, y más actitud.Ganó la lucha en la mitad de la cancha mientras declinaban figuras importantes de la primera mitad. Allí, el Vasco Arruabarrena se metió en el partido con tres cambios acertados que significarían a la postre los motivos centrales de la definición. Pablo Pérez, Cristian Pavón y Fernando Gago fueron el alma de la victoria para colaborar con el genio de Lodeiro, sin desdeñar en el análisis la centralidad de la figura de Fabián Monzón.Sin que otros gravitaran más de la cuenta, haciendo valer su voluntad sin quiebres de alcanzar la victoria en lo colectivo, Boca inclinó el partido poco a poco. Entonces vino la jugada del uruguayo Lodeiro a los 37 minutos,volcando el juego hacia la derecha, al vacío, para Osvaldo, mientras seguía su aventura hacia el área, allí donde Osvaldo colocaría el centro de gol. Y aunque no pudo rematar, Lodeiro sí pudo tocar hacia el costado a la llegada de Pavón.
¿Hubo ayuda de Barovero? Puede ser, pero la jugada merecía el destino de la red.
River supo, como el boxeador calzado por un cross inesperado en el momento justo, que la suerte estaba echada. Tanto lo supo que facilitó el segundo gol, jugando en línea, desesperado, y ante un taco riquelmiano de Pablo Perez, quedó impotente ante el segundo gol. La cancha se había inclinado de tal forma que el ángulo de caída hacia el río parecía bajar de lo alto de un cerro y lo único esperable, si daba el tiempo, era otro gol de Boca.
Fue en definitiva una buena victoria en un partido siempre atrayente, jugado con limpieza, con afanes parejos en el primer tiempo y un balance que recién se consumaría sobre el final, cuando los xeneizes, inspirados por Arruabarrena, fueron dominantes desde el despliegue de Adrián Cubas y Fernando Gago, la dinámica de Pablo Perez y el talento de un jugador, Nicolás Lodeiro, que corroboró cuanto de bueno se ha dicho de él.
Abrazados y saltando en la mitad de la cancha, los jugadores de Boca festejaban mientras sus colegas de River se alejaban con la cabeza baja hacia un túnel de muchas preguntas que todavía no encontraban respuestas.
La hinchada se fue por las calles del barrio, con el gozo más grande de los últimos tiempos. Se festejaba el triunfo, la buena calidad del partido y la actuación que acentuó la sensación de estos meses: Boca tiene con qué establecer supremacía en el fútbol del 2015.