El emotivo empate del sábado entre San Lorenzo y Central le dio una tranquilidad al Xeneize que resultó perjudicial, porque enfrentó el partido ante Crucero como un trámite. El equipo de Arruabarrena jugó un primer tiempo aceptable pero su complemento fue decididamente malo. Su hinchada festejó por el campeonato, pero no por el partido.
A Boca se le había allanado el camino la noche del sábado. Cuando San Lorenzo y Central empataron 2 a 2, poco le importó a los hinchas de ambos equipos la intensidad y la espectacularidad del partido. El empate los condenaba a la sospecha de que ambos habían resignado sus chances.
Casi 24 horas después, Boca salió a la Bombonera a jugar contra un adversario al que no le queda nada de aquella ilusión de permanecer en la primera. Crucero del Norte es de los pocos adversarios ante los cuales, en situaciones límite como el final de un torneo, un grande como Boca no podría perder puntos tan valiosos.
Pero lo que los Xeneizes llevaban bajo el brazo era el dato de la paridad de los Santos y los Canallas. San Lorenzo a seis y Central a siete puntos potenciales, abonaban a las seis de la tarde de ayer, la sensación de que ya nada podría impedir la vuelta olímpica. El del sábado había sido un partido magnifico de principio a fin y la expresión es acertada considerando que uno de los goles ocurrió a los 12 segundos de iniciada la brega y el último se recostó a las postrimerías.
El balance sería frustrante, es verdad, pero ambos equipos ganaron para el fútbol.
Había que ganar y fue lo que quisieron. Con el mismo empuje, decididos a atacar, con una transición rapidísima en la mitad de la cancha y varios jugadores que se lucieron en todo el desarrollo, como, para citar algunos, Giovani Lo Celso, excelso zurdo de la mejor escuela rosarina y Sebastián Blanco en el Ciclón.
Rosario tuvo un estilo más atrapante, pero San Lorenzo se mostró firme, copero, haciendo valer la experiencia de las grandes tenidas de los últimos tiempos. Los rezongos y los empujones, las protestas airadas al árbitro también tuvieron su poco de luz en el escenario emocionante. Un penal cobrado contra San Lorenzo porque el línea le avisó al árbitro de un toque de Matías Caruzzo a Marco Ruben, desató la reacción airada de jugadores y público porque parece que el juez de raya, Maidana, los maltrató más de una vez, según la manera de ver las cosas de los hinchas del cuervo. Este relator cree que fue penal y aunque no vio la secuencia televisiva, son confiables las versiones de otros colegas.
Lo mucho que había en juego quedó reflejado en el espejo de una reacción desmesurada a esa altura del partido. ¡Faltaba tanto! Pero estaban tan enchufados que todo les parecía terminal. El Chacho Coudet se hizo expulsar por algo, no importa qué, y se fue como a uno que los amigos sacan del bar para protegerlo. Por supuesto menudearon los errores.
Y por supuesto los goles que vinieron después fueron hijos de ese nerviosismo. Pero, el destino quiso que toda esa pasión, le sirviera a Boca, que festejaba por televisión los goles de los empates, sin importarle, claro, cuál era el equipo que festejaba.
El campeonato empezó a declinar en cuanto a la incertidumbre. San Lorenzo y Central le habían aclarado el panorama a Boca, como cuando una nube baja se aleja de los edificios altos. Vio el xeneize todo el panorama y a cielo abierto, salía a jugar como el águila con una paloma su partido frente a Crucero.
Un trámite que no fue tal
Boca lo encaró casi burocráticamente. Convencido de la diferencia a su favor, jugó muy por debajo de sus posibilidades. Tevez mismo, no bien terminó el partido, fue crítico de la actuación de su equipo. El Apache, quien en el segundo tiempo, como todos, se fue diluyendo en una labor opaca, disimulada por los cantos del final, cuando la gente decidió aprobar al Boca del campeonato, si bien el de este partido lo había defraudado.
El comentario es ácido, inevitablemente, por los 45 minutos del segundo tiempo porque en la primera parte, los xeneizes del Vasco Arruabarrena, con la influencia de los orientales Bentancur y Lodeiro para llevar el equipo arriba con buen fútbol, la exhibición fue digna del aplauso.
Pero el balance es deficitario si se piensa que Boca ganó con un gol en contra y que a su rival le privaron de dos penales, uno del Cata Díaz y otro de Fernando Tobio, muy inocente este último, que agredió sin pelota a Pablo Stupisky con un claro pechazo.
Uno de los mejores partidos del campeonato, el de San Lorenzo y Central, le sirvió al Boca protagonista ayer de uno de los peores encuentros del año. No pone en duda la campaña del xeneize porque en el fútbol la motivación es la vida misma, y los de La Ribera, ayer, no tenían ese estímulo. Fueron a la ventanilla a cobrar un cheque, y le pagaron, con indiferencia.
Rosario tuvo un estilo más atrapante, pero San Lorenzo se mostró firme, copero, haciendo valer la experiencia de las grandes tenidas.