“Víctor Hugo Morales: crítico número uno de ese negocio”, subtituló el prestigioso y reconocido periodista Ezequiel Fernández Moores en el libro “QUÉ DESASTRE LA TV”, publicado por Editorial Grupo Planeta en 2009, cuyos autores son los periodistas de espectáculos Carlos Ulanovsky y Pablo Sirvén, para las páginas donde brinda los detalles del contrato que Torneos y Competencias, socia del Grupo Clarín, mantuvo con la AFA desde 1991 hasta 2009 por la comercialización y emisión de los derechos del fútbol argentino:
“- Grondona demuestra ser socio de Avila.
– Torneos es la AFA o al revés; es la oficina de un fantástico negocio al que llegan los dirigentes de los clubes a pedir una limosna”, dijo Morales.
Avila llegó a demandarlo por un millón de dólares, sin éxito. Víctor Hugo fue en persona a declarar en el año 2000 a la Comisión de Comunicaciones del Senado, donde estaba empantanado un proyecto de ley que obligaba a TyC a trasmitir por televisión abierta los partidos de eliminatorias del Mundial 2002.
– Doctorcito, doctorcito, la ley va a salir pero entienda, usted se va ahora de mi oficina y al segundo entra la gente de Clarín…no es sencillo para nosotros, le dijo el entonces senador José Luis Gioja, hoy gobernador de San Juan, a César Francis, abogado de Víctor Hugo.
Administrativistas de renombre, firmantes de Clarín, abogados del cable y toda la corporación de la industria advertía que el Estado no podía avanzar sobre una cuestión de derechos adquiridos. Invocaban inseguridad legal, la libre iniciativa, las libertades privadas y “el ridículo papel por la flagrante violación constitucional”.
Francis pidió a la Comisión que aceptara una declaración de Víctor Hugo. El titular de la Comisión, Eduardo Angeloz, dudó un poco hasta que aceptó. No era algo habitual. Y Víctor Hugo no se limitó a defender el derecho elemental de la gente de poder ver por TV abierta a la selección. Con su voz y dotes actorales, dijo que Grondona y Avila eran “arquitectos” de una operación que “entra en el terreno del negociado”.
– Los contratos de televisión fueron pasando de mano en mano, al estilo de una cuidadosa jugada de rugby, de la AFA a Torneos, de Torneos a Enequis SA, de Enequis SA a Dayco Holding Limited, empresa esta última norteamericana cuya dirección en el país del Norte es la de una casilla postal ubicada en Road Town Tortola, Islas Vírgenes Británicas.
La descripción fue lapidaria. Esa tarde, Víctor Hugo debió salir disparando a Ezeiza porque Boca jugaba por la noche en Brasil. Había ganado la batalla. En su cruzada contra el negocio de la tele de cable, Víctor Hugo, llegó a poner en el aire en Desayuno, su programa de Canal 7, de arrebato, buena parte del partido que Boca le ganó a Real Madrid en Japón por la Copa Intercontinental del 2000 y cuyos derechos exclusivos pertenecían a CableVisión, que los había comprado en un millón de dólares. Fue un escándalo. También ese año, Víctor Hugo quiso hacer un programa crítico del negocio del fútbol por Canal 7, “La pelota no se mancha”, los lunes a las 22. Al primer programa llegó una carta documento. Y al segundo Torneos le prohibió la cesión de imágenes, inclusive las de interés periodístico”, detalló Fernández Moores en el libro de Sirvén y Ulanovsky, publicado en 2009 por Editorial Planeta.