Seguí pensando en el tipo del 22B quien, el miércoles en el vuelo a Madrid, leía Clarín.
Y en todo lo que vi cuando fui al baño. En pocas filas había no menos de 10, por no decir directamente15 (me resulta decepcionante reconocer que fueran tantos) de Nación y Clarín.
Insisto en creer que los habrían repartido, lo cual hace de Iberia una compañía especial.
Tirale un Página/12 aunque más no sea, a esa pobre gente que en los aviones no abre un libro; uno solo.
¿Cómo no se les ocurre llevar un book para terminarlo o empezar y ver qué pasa en la aventura maravillosa de leer? ¿Nadie lee nada, ni en el avión?
Cuando el tiempo es un regalo incomparable, ¿Pero denso si no lo ocupas ofreciéndote placer?
¿Cuánta saliva y minutos les insume hojear Hola? Nada. Y todavía les quedan nueve horas de viaje.
Pero volviendo al que leía Clarín a mi lado. ¿Es un poco peligroso, o muy, un individuo que consume tal cantidad de mentiras en la media hora de lectura? ¿Lo lee por arriba, los títulos, las bajadas, se mete en la primera parte de alguna nota y nada más? Las preguntas me llevaron a controlar mirando atrás hacia los baños cuántos seguían leyendo. En una hora no quedaba un diario abierto.
Entonces, ¿Qué peligroso es o no es este señor que ahora cruza las piernas para el otro lado y me roza, ensimismado con la sección deportes, a la que llegó bastante rápido para mi alivio?
¿Me rozó sin pedir disculpas como me pareció, o lo sentí así sólo porque el tipo lee Clarín?
¿Qué pasa en la cabeza de alguien que se da una dosis tan alta de falsedad para luego guiar su vida, sus ideas, sus posiciones políticas, su acomodamiento en la sociedad? ¿Hay alguien que estudie esto? ¿Está el Conicet en un asunto así?
¿Cómo actúan en el cerebro de la gente, cada año 365 diarios Clarín, un acumulado de 1200 «títulos» de TN y algo así como cinco mil zócalos, sin despreciar unos cuantos informativos del 13?
Pienso en quienes conducen programas de radio leyendo diarios. ¿La maldad de esa persona es intrínseca, o en realidad es una pobre víctima que inocula en los oídos de los dormidos, sólo lo que lee?
¿La idiotez invencible de ciertos comentarios de personas con las que charlamos a veces, es la de cerebros formateados por estos medios?
Sin dejar de preguntarnos, para responder si no serán los otros, nosotros, los que no consumimos esos medios, ¿quienes estamos en la lona mentalmente?
Víctor Hugo