El fútbol de pantano

El relator señaló que «lo de San Lorenzo y Boca de ayer, que se suma a lo que ocurrió con Boca ante Racing y el superclásico entre River y Boca, por citar los ejemplos más comentados, pero no los únicos, fue otro dislate».

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Apretado contra las vacaciones de los jugadores, que deben tomarse la merecida licencia anual, enredados en calendarios internacionales, con la obligación creciente hacia el final de ganar la Copa Sudamericana, con los clásicos inminentes si Boca se ratifica el jueves próximo ante Cerro Porteño, el campeonato argentino acepta que algunos partidos se jueguen contra el reglamento, contra el famoso sentido común, contra la salud de los jugadores y la paciencia de los hinchas sometidos a ver espectáculos ajenos a lo que su cultura reclama.

Y otra vez, el simulacro, el fútbol de pantano y los periodistas buscando ejemplos que les permitan contar lo que sucede.

Eso que pasa cuando los jugadores hacen un ridículo inmerecido y aquel que primero se adapte, y sobre todo el más afortunado, pueda sacar alguna ventaja.

Lo de San Lorenzo y Boca de ayer, que se suma a lo que ocurrió con Boca ante Racing y el superclásico entre River y Boca, por citar los ejemplos más comentados, pero no los únicos, fue otro dislate. Por supuesto que en estos casos, el desorden aumenta cuando los otros equipos pueden cambiar las fechas para que lo que disputen sea, definitivamente un partido de fútbol. Y no otra cosa.

Las alegrías que Martín Cauteruccio y Gonzalo Veron (especialmente este último, un golazo que lo hubiera sido desde ya incluso en cancha normal), aportaron para los azulgrana del Patón Bauza (que reciben golpes tras golpes que no hacen mella en su inmensa alegría por ser los reyes absolutos del continente americano) son un dato para la estadística, un alivio para la campaña de transición con la que se ha involucrado San Lorenzo.

Y del mismo modo esta caída, aun cuando haya sido sufrida por un equipo integrado por jugadores que no son habitualmente titulares salvo una o dos excepciones, significa un empujón a Boca hacia la confusión. Es de tal modo porque después al Vasco Arruabarrena, o al que sea, no le hacen una quita en los reproches al final del campeonato por no haber sumado este tipo de puntos, más si se tiene en consideración que se trata de un clásico. Y aun más cuando Boca no suele sumar frente al Ciclón. Y finalmente porque tantos puntos, tanto vales. No hay explicaciones posibles cuando se hace la suma y resta, no se puede decir “pero miren que eso no fue un partido, fue cualquier cosa”. La respuesta es clara: Vasco, perdiste, punto. El partido de ayer definitivamente no suma sino amargura para el devenir del equipo xeneize, y absolutamente nada más.

¿Cuáles fueron las virtudes de San Lorenzo y cuáles los defectos de Boca? ¿Cómo saberlo en circunstancias como las que se dieron? Son días perdidos, pero no solamente este domingo. Los días previos y los que vienen. Nada se hizo de lo se había pensado. Para nada puede considerarse lo que ayer se vio. Y lo peor, este columnista escribe sin muchas esperanzas de que las cosas cambien. Hay que jugar: eso que se vio otra vez ayer y que sería más decoroso sustituir por una moneda en el aire. Al menos se evita romper a los jugadores, desligar al fútbol de la estética, fingir que la emoción es suficiente para justificar un espectáculo.

Así nomás se cerró una semana tan muerta que no hay conclusiones posibles. Los demás no pudieron jugar y los dirigentes se van a pasar días enteros, por no decir semanas, haciendo malabarismos para encajar en fechas que no existen los partidos que no tuvieron otra posibilidad de ser suspendidos. Cómo será lo que cayó del cielo argentino este domingo de rayos y centellas, que hasta el partido que se iba a jugar anoche en el Monumental fue postergado. Aunque quede una pregunta que seguro los dirigentes no quiene hacerse: ¿por qué esperar hasta tan tarde para avisarle al sufrido hincha que se está mojando sin sentido que el partido no se jugará y que deberá retornar a casa con una gripe fenomenal, más grande que la frustración de no haber visto a su equipo…?