Audio de «La Mañana» del lunes 23 de abril de 2012 en el que desmentimos la increíble nota que escribió Pablo Sirvén el domingo 22 de abril de 2012 en la página 4 del suplemento de espectáculos del diario La Nación.
«La empresa nos ha dado un enorme respaldo y tranquilidad, pero yo, como hombre de los medios, y hasta como ciudadano, tengo mis temores lógicos a un avance gubernamental sobre la onda. El tiempo dirá si son fundados o infundados.»
Quien así se expresa es una popular figura, cuya voz se escucha habitualmente por Radio Continental. Su testimonio iba a ser en on, es decir, con nombre y apellido, pero a último momento, en vista de que de las diez fuentes consultadas para armar este artículo sólo una se expidió escuetamente en on, en tanto que las demás apenas se pronunciaron en voz muy baja y en riguroso off, también pidió reserva para no quedar tan absolutamente expuesta ante el silencio casi unánime de los demás.
Es que más allá de que son varios los que quieren creer que la situación está bajo control o que lo mejor en estas circunstancias es «la sangre fría y la cara de póquer», flota la sensación de que el piso puede hundirse en cualquier momento bajo sus pies, particularmente desde que el lunes pasado la presidenta Cristina Kirchner anunció la expropiación del 51% de Repsol YPF.
El susto, en esta hora de nacionalismo extremo y triunfalista, que no mide consecuencias a futuro, no es infundado: Continental es una compañía del grupo español Prisa, presente en 22 países, con más de 52 millones de usuarios, por medio de marcas como el diario El País, la cadena de radios 40 Principales y las editoriales de libros Santillana y Alfaguara. La división Prisa Radio es el mayor grupo radiofónico en habla hispana, que llega a más de 27 millones de oyentes, a través de más de 1200 emisoras y con presencia directa en ocho países (además de la Argentina, Colombia, Costa Rica, Chile, los Estados Unidos, España, México y Panamá).
Continental fue de Telefónica (otra empresa española) hasta 2004, cuando le cedió sus micrófonos al Grupo Prisa, pero entonces sucedió lo inesperado: a pedido de una radio de Trenque Lauquen, un juez dictó una medida cautelar que objetaba que la compra hubiese sido hecha por medio de una filial del holding ubicada en Miami (Grupo Latino de Radio). No pocos intuyeron que detrás de esos movimientos se encontraba el Grupo Clarín, deseoso de cerrarle el paso a Prisa, y nunca más pudo superar esa instancia. Paradójicamente, desde que Cristina Kirchner puso en la mira a los medios, esa precaria situación pende sobre la emisora como una afilada espada de Damocles que el día menos pensado puede caer sobre sus permisionarios, máxime porque las restricciones al capital extranjero que impone la ley de medios complican aún más sus posibilidades a futuro.
El tiempo acostumbró a Continental a vivir en una frágil estabilidad con una programación que contrasta casi esquizofrénicamente los perfiles muy críticos de los programas de Magdalena Ruiz Guiñazú y Fernando Bravo con el del Víctor Hugo Morales, volcado fervientemente a resaltar la gestión oficial, y a hacer de esa rareza una relativa y original fortaleza que la protege de los eventuales chubascos pendientes.
Pero el frío volvió a correr por la espalda de las 200 personas que trabajan en la emisora de Rivadavia y Piedras cuando no sólo la primera mandataria arrasó con Repsol, sino que en el mismo acto tuvo palabras duras hacia el diario El País, la nave insignia del Grupo Prisa, que los Kirchner, como pretendidos progresistas, habrían querido tener siempre de su lado y, por la desilusión al no lograrlo, les sobrevino después un enojo que nunca se les pasó. Y que se explicitó, en 2008, durante la única conferencia de prensa que Néstor Kirchner dio en su vida cuando identificó al movilero de Continental como perteneciente al Grupo Prisa y lo sobró, entre las mofas y risas de su claque. Pocas semanas más tarde, el entonces Comfer obligó a la emisora a ponerle punto final a la transmisión en dúplex por la FM de su escuchada programación en AM.
También el vicepresidente Amado Boudou en su solitaria conferencia de prensa sin preguntas en la reciente Semana Santa, para defenderse de las esquirlas del caso Ciccone, disparó durísimo contra el diario El País
Ahora una suerte de «tormenta perfecta» se ha aposentado definitivamente sobre el 590 del dial: a la precariedad de su endeble y siempre pendiente adjudicación, se suma una deuda previsional y la delicada situación financiera del Grupo Prisa en España, producto de la depresión económica que envuelve a ese país, y que por eso hace ya rato ha dejado de enviar remesas de dinero para sostener su filial argentina. Eso no es todo: entre 2016 y 2018 vencen las licencias de varias radios privadas, entre las que se encuentra Continental. Como no falta tanto, el Gobierno sólo tendría que esperar ese momento para cubrir esa onda con un permisionario más afín, sin necesidad de pagar costo político alguno por un sorpresivo zarpazo.
A pesar de todas esas variables que parecen jugarle tan en contra, Prisa nunca ha manifestado su voluntad de vender y mandarse a mudar. Ni aun en esta coyuntura tan inflamable en la repentinamente pésima relación entre la Argentina y España, sus principales personeros han modificado su invariable discurso: para el holding la presencia en la Argentina sigue siendo de vital importancia en su estrategia global en el mundo de habla hispana.
«Las radios están funcionando con toda normalidad -apunta Carlos Parker Mac-Pherson, gerente general de la cadena Continental que, además de la emisora porteña, incluye a ocho estaciones más en el interior, algunas de ellas concesionadas por el mismísimo presidente Néstor Kirchner- y obviamente Continental está dando la cobertura que requiere un hecho como éste», dice en referencia a la expropiación de YPF.
Para hablar del futuro de Prisa Radio en la Argentina, Parker sugirió tomar contacto con el presidente de la central de la compañía, en Madrid, Augusto Delkader, quien no respondió la llamada ni el mail que se le envió por encontrarse «de viaje», según su secretaria.
Más frío corrió por la espalda de varios anteayer cuando leyeron en Clarín un alarmista título perdido en medio de su edición que advertía que «Afsca analiza quitar Telefe y otros ocho canales a Telefónica» por motivos parecidos a los que amenazan hace rato el destino de Continental.
Ya contamos en esta columna, en septiembre del año pasado, que «el kirchnerismo coloniza el espectro radiofónico cada vez con mayor aplicación» (ver nota completa en http://bit.ly/okqc02) y que así como actualmente el ex Telefe Claudio Villarruel programa para Electroingeniería Radio Del Plata, hay quienes imaginan que el formidable relator uruguayo podría hacer lo propio en Continental si, algún día, los hechos se precipitaran. El espíritu andariego y poco concentrado del conductor de La mañana permite desechar esa versión, aunque una persona afín y cercana podría cubrir ese flanco, para que el animador pudiese seguir viajando con su programa, como lo hizo en la semana que pasó, que transmitió por Radio Rebelde, en La Habana, desde donde se congratuló por la trascendental medida dispuesta por el gobierno argentino.
También en estos días Continental convocó a los staffs de los distintos programas a reservadas reuniones donde se transmitió la preocupación por lo de Repsol, pero con la esperanza de que no se convierta en una escalada (al respecto, el viceministro de Economía de ahora altísimo perfil, Axel Kicillof, descartó acciones contra los capitales españoles) y para garantizar la libertad de opinión en gran diversidad que ostenta esa onda.
Por ahora, esto es todo. Por ahora.