Vivimos en una sociedad en la que, en estos últimos cinco años ya no es tan osado hacer una revista como THC. Hace cinco años es increíble que se les haya ocurrido, pero
ahora estamos en una sociedad mejorada: el matrimonio igualitaria, por ejemplo, es una entre otras cosas que pueden verse. Todo tiene que ver con una mentalidad que va
teniendo avances: tener la cabeza libre, dejar pensar, dejar vivir.
Aceptarse nos hace mejores. Yo creo que le debo algo a THC y es que muchísima gente joven se haya copado con este tipo un poco solemne y pacato que soy yo por esa tapa
que aún conservo. Entre eso y lo que sucedió políticamente en el país me encuentro viviendo un momento muy extraño, pero muy feliz, más cerca de los jóvenes que de la
gente de mi generación. En ese sentido, la revista me ayudó porque la vio todo el mundo, fue una gran idea de ustedes. Yo no me imaginaba que podía ser la tapa, fue una gran
sorpresa.
Confieso que me asusté porque todo lo que me saca de mi cuadratura me inquieta, soy un hombre grande y siempre he sido muy cuidadoso, temeroso de la «ubicación», la
figura del pendex o una cosa por el estilo.
Pero después, casi inmediatamente, empezó a darse algo muy simpático: estoy muy agradecido con THC, porque me abrió una puerta a gente que que , yo creo, es gente
linda.
